Desvelan las raíces de la dislexia
BART BOETS
El origen de la dislexia ha sido uno de los secretos mejor guardados; durante décadas se ha debatido sobre la causa fundamental de este trastorno neurológico hereditario que se caracteriza por graves y persistentes deficiencias de lectura y de ortografía, y que afecta aproximadamente al 5-10% de los niños y adultos, es decir, a millones de personas en todo el mundo.
Pero el misterioso origen de la dislexia parece que acaba de ser desvelado. Los artífices de este hallazgo son un equipo de investigadores de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, quienes tras analizar las dos teorías vigentes han llegado a la conclusión de que las raíces de la dislexia se encuentran en una conexión deficiente en las representaciones fonéticas en el cerebro y no la calidad de dichas representaciones.
Áreas del cerebro donde se alojan las representaciones fonéticas
Los investigadores han combinado varias técnicas de neuroimagen para analizar a 22 sujetos normales y 23 adultos disléxicos con el fin de desentrañar si la dislexia estaba causada por la mala calidad de las representaciones fonéticas o por la dificultad en el acceso a una representación intacta. Sus resultados indican que las representaciones sonoras del habla están intactas, pero una conexión disfuncional entre las áreas del lenguaje frontal y temporal impide el acceso eficiente a las representaciones. A peor conexión, señala el investigador Maaike Vandermosten, «menor capacidad de realizar las pruebas de escritura, lectura y aprendizaje a las que se sometieron los voluntarios». «Piensen en una serie de ordenadores en red; durante mucho tiempo se ha pensado que en la dislexia lo que ocurre es que la información almacenada en el servidor está degradada, pero en realidad no es así. La información está intacta, lo que falla es la conexión para acceder a la información, que es demasiada lenta o está dañada», explica Bart Boets, coordinador del trabajo.
Información clave
Conocer el origen de la dislexia, apunta Boets, es importante por diversos motivos: «desde un punto de vista teórico ofrece una mayor comprensión de la enfermedad; pero además nos informa acerca de una disfunción en una conexión muy específica, que debe tenerse en cuenta a la hora de diseñar las técnicas de intervención más adecuadas».
Las actuales terapias dirigidas para la dislexia están diseñadas para mejorar la calidad de estas representaciones, comenta otro de los investigadores, Hans Op de Beeck. «La buena noticia es que dichas intervenciones también deben mejorar esta calidad de acceso. Pero además –añade-, con el conocimiento actual podríamos en el futuro diseñar intervenciones más focalizadas y efectivas que se dirijan específicamente a mejorar la conexión entre las regiones frontales y temporales del lenguaje». En este sentido, Boets considera que algunas técnicas innovadoras no invasivas de estimulación cerebral, como la estimulación magnética transcraneal, podrían ser utilizadas.
Además, los resultados del trabajo que se publica en Science también pueden arrojar algo de luz sobre el aprendizaje en general. Así, afirma Pol Ghesquière, «estamos explorando los inicios del aprendizaje de la lectura y las diferentes etapas durante su desarrollo de la lectura en un grupo de niños de 5 años de edad con riesgo hereditario de dislexia». Esto, explica, podría conducir a la detección de marcadores tempranos de la dislexia, y por lo tanto a intervenciones preventivas.
Discapacidad
En una sociedad alfabetizada como la actual, el no ser capaz de leer y escribir no sólo afecta a la educación y el desarrollo cognitivo, sino que también tiene un gran impacto en aspectos emocionales y sociales, en el bienestar individual o en el acceso a oportunidades de trabajo. Boets explica que la mayoría de los idiomas aplican un sistema de escritura alfabética, lo que implica que las unidades de sonido discurso base (fonemas) se representan mediante símbolos visuales (grafemas). Así, mediante el aprendizaje de las reglas de correspondencia grafema -fonema, un niño es capaz de aprender a leer y escribir.
Fuente: http://www.abc.es./
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