"Pasaron los minutos,
por el horizonte se perdió el velero,
instantes que ayer parecían eternos,
con el mar en calma, en silencio,
ahora solo parecen sueños,
un corazón que emite su último latido,
el se escondió bajo el sol naciente, a lo lejos..
Y en sus ojos negros,
perdurarán las ilusiones,
tocadas de rojizos cielos,
pobladas de princesas y dragones,
batiendo las alas, llevados por los vientos,
pese a saber que ni existen los príncipes,
ni se cumplen los sueños..
Marchó el velero,
y ella, sin despegar los labios,
sintió su último beso,
arrebatada por sus pensamientos,
con su rojizo cabello,
mecido por los vientos,
sintiendo su corazón, mortalmente herido..
Y pasará el tiempo,
la nieve llegará con el invierno,
como tempestad que envejece al silencio,
como esa soledad que deja su eterno recuerdo,
y volverán los dragones con su fuego,
la pasión de aquel hombre oscuro,
que marchó sin haber existido, en su imaginario velero..."
Manuel José Pérez García
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