EL PROYECTO N Y EL ANTRAX.
La bacteria bacilus anthracis
El bacillus anthracis es una bacteria y la única causante de enfermedades capaz de transportar su propio factor de virulencia EF que provoca el edema característico. Se desarrolla tanto en condiciones aeróbicas como anaeróbicas y carece de movilidad propia. El carbunco es un patógeno sometido al nivel de bioseguridad 3 (excepto las muestras diagnósticas y el instrumental clínico, para los que resulta suficiente el 2). La variante pulmonar cursa con fiebre, cansancio y síntomas parecidos a los del resfriado común o la gripe. Tras una breve mejoría, aparecen abruptamente problemas respiratorios severos, neumonía, shock y complicaciones multiorgánicas generalizadas que conducen a la muerte con rapidez.
Este bacillus anthracis también es capaz de formar unas esporas ovaladas que duran largo tiempo fijadas al suelo y la vegetación (incluyendo los pastos). Cuando está protegido por esta espora, el bacilo resulta extremadamente resistente al calor, al frío, a la falta de agua, a la luz ultravioleta, a la radiación gamma y a la mayor parte de los desinfectantes y otros tratamientos químicos, lo que le permite sobrevivir largo tiempo al aire libre. Estas esporas se desarrollan en cuanto la bacteria detecta que el ambiente le es hostil –por ejemplo, a partir de la muerte del huésped o cuando abandona su cuerpo por cualquier otra razón– y resultan muy difíciles de erradicar: pueden perdurar décadas e incluso siglos. Así, el territorio entero –y no sólo los seres vivos– se transforma en un reservorio del bacilo. Debido a esta característica, el carbunco ha sido endémico a lo largo de la historia en diversas regiones como África Occidental, el Caribe, el Oriente Próximo, el Territorio Noroeste de Canadá, el Sur de Siberia, Texas Occidental, partes de Europa Central, Grecia, Turquía, la ex-Yugoslavia y... España.
En la inmensa mayoría de casos de carbunco humano están relacionados con la ganadería y los productos ganaderos, pues la gente que trabaja en este sector es el más expuesto a contraerlo.
Los antibióticos que sirven para erradicar el bacilus la doxicilina y otras tetraciclinas, la penicilina, la ciprofloxacina y la levofloxacina (en niños). Los pacientes graves, además, pueden recibir corticosteroides por vía intravenosa. La eficacia del tratamiento es significativamente mayor cuanto más pronto se detecta la enfermedad.
Existen vacunas contra el carbunco desde los tiempos de Pasteur, pero su uso en humanos presenta relevantes efectos secundarios y su administración es compleja y no exenta de riesgos. En Estados Unidos, el programa de inmunización militar con Biothrax AVA ha causado graves controversias, y en Israel también. Ningún servicio sanitario del mundo las considera todavía aptas para su uso generalista entre la población civil, y como consecuencia no se vende al público.
Arma biológica
Esta especie ha usado armas biológicas desde muy antiguo. Ya algunos textos hititas datados milenio y medio antes de nuestra era hablan de enviar enfermos de peste a territorio enemigo como estrategia militar. El uso de agentes infecciosos en puntas de flechas y lanzas era una práctica generalizada, así como la contaminación de las fuentes de agua del enemigo mediante técnicas que se encuentran a caballo entre la guerra química y la guerra biológica.
Durante la Edad Media, se usaron catapultas frecuentemente para arrojar los cuerpos de víctimas de la peste negra y otras fuentes infecciosas al interior de las ciudades sitiadas. Durante la colonización de Norteamérica, hay indicios de contagio deliberado de la viruela contra las poblaciones indias nativas y del sarampión contra los aborígenes polinésicos.
El primer uso del carbunco como arma biológica se produjo en 1916, durante un episodio muy poco conocido de la Primera Guerra Mundial. Desde 1809, el Gran Ducado de Finlandia había formado parte del Imperio Ruso de los zares. La Alemania del Segundo Reich, tratando de debilitar al enemigo ruso por todos los medios, suministró a los independentistas finlandeses ampollas de bacillus anthracis para usarlas contra los establos de la caballería zarista. Al parecer Alemania usó armas biológicas en más ocasiones durante la Primera Guerra Mundial.
La primera investigación seria sobre el uso del carbunco como arma biológica fue obra del famoso e infame Escuadrón 731 del Ejército Japonés, en Manchuria. En su singular afán por acumular tantos crímenes de guerra y contra la humanidad como fuera posible, estos japoneses infectaron con diversas enfermedades a cientos de miles de civiles chinos, muchos de los cuales perecieron. Entre tales enfermedades se encontraban varias versiones del carbunco. Los dirigentes del Escuadrón 731 y sus organizaciones paralelas que cayeron en manos soviéticas tras la Segunda Guerra Mundial fueron juzgados y condenados.
La cepa Vollum-14578 y Gruinard Island, Escocia, 1942.
Al parecer, los británicos fueron los primeros en obtener una cepa especialmente virulenta y proclive a ser usada como arma biológica de manera específica: la llamada cepa Vollum-14578, por el bacteriólogo Roy Lars Vollum de la Universidad de Oxford, quien la aisló en 1935 a partir de una vaca de Oxfordshire. Tras su victoria en la Batalla de Inglaterra, el Reino Unido comenzaba a intensificar su campaña de bombardeos y consideraron la posibilidad de incorporar a la misma el uso de armas biológicas. Bajo órdenes de Churchill –un gran aficionado al uso de gas venenoso y otras armas de destrucción masiva–, los científicos de Porton Down dirigidos por Sir Paul Fildes comenzaron a estudiar en profundidad la forma de contaminar Alemania y la cepa Vollum-14578 ocupó de inmediato el primer puesto de la lista.
El equipo de Sir Paul Fildes desarrolló dos programas paralelos. El primero fue la Operación Vegetarian, que consistió en preparar cinco millones de pasteles de lino contaminados con carbunco para lanzarlos sobre las regiones ganaderas de Alemania; con la idea era matar masivamente al ganado para dejar a los alemanes sin carne. El segundo consistió en el desarrollo de una llamada "bomba N" , o sea, una especie de bomba de racimo con submuniciones de carbunco, para su uso tanto en las regiones rurales como alrededor de las ciudades.
La isla de Gruinard
Los cinco millones de pasteles de lino eran fáciles de preparar y se almacenaron en el propio Porton Down listos para su uso. Estas bombas-N, en cambio, necesitaban algunas pruebas para comprobar su funcionamiento y efectividad. Y se eligió la Isla de Gruinard, un islote deshabitado a apenas 1.100 metros de la costa escocesa que expropiaron a sus dueños. El equipo de investigadores de Porton Down dirigido por Fildes se estableció allí en 1942 para hacer numerosas pruebas de dispersión de esporas de carbunco contra el ganado (ovejas y vacas) y se sugiere que también contra típicas mascotas tanto rurales como urbanas (perros y gatos). Al parecer, el resultado de los estudios fue espectacular y Sir Paul Fildes y su equipo concluyeron que el carbunco no sólo podía usarse para destruir la ganadería enemiga, sino que era capaz de dejar inhabitables sus ciudades "durante décadas".
En noviembre de 1942, Fildes y un colega viajaron a Washington D.C. para solicitar a los Estados Unidos que iniciaran la fabricación de grandes cantidades de esporas de carbunco ("agente N") y también toxina botulínica ("agente X"). Los norteamericanos accedieron y en 1943 se fundaba el Laboratorio de Guerra Biológica del Ejército de los Estados Unidos en un aeródromo militar decomisionado que pasó a llamarse Camp Detrick y luego Fort Detrick. Su director científico fue el bacteriólogo Ira L. Baldwin y el investigador jefe, George W. Merck, presidente de la farmacéutica Merck.
El aeródromo Camp Detrick
Sin embargo, el Presidente Franklin D. Roosevelt no estaba tan dispuesto como Churchill a iniciar una guerra biológica contra Alemania. Roosevelt insistía en que los aliados debían respetar el Protocolo de Ginebra de 1925. Por otra parte, durante 1943 quedó demostrado que la combinación de grandes cantidades de bombas explosivas e incendiarias sobre las ciudades e industrias alemanas resultaba suficientemente devastador, por lo que estas "bombas N" no serían necesarias. Los constantes bombardeos sobre Colonia, la destrucción de Hamburgo en el verano de 1943 y los grandes avances soviéticos a partir de agosto de este mismo año convencieron a muchos de que el recurso a esas armas inciertas y temibles no estaba justificado. Además, el Proyecto para la construcción de la bomba atómica iba a buen ritmo y al mismo tiempo se temía que Alemania respondiera con la misma moneda al Reino Unido si se veía atacada con armamento biológico.
Foto de la época de dos cientificos en la Isla Gruinard
Debido todos estos motivos, la Operación Vegetarian fue quedando relegada. Churchill aún quiso reactivarla en marzo de 1944, y pidió a los Estados Unidos que fabricaran 500.000 bombas de carbunco; éstas empezaron a construirse en Canadá. El éxito del desembarco de Normandía y la evidencia de que pronto serían los aliados quienes estarían administrando una Alemania derrotada terminó de desactivar el proyecto.
Los cinco millones de pasteles de pasto infectado con carbunco fueron incinerados en Porton Down a finales de 1945. Sin embargo, todos los intentos de descontaminar la isla de Gruinard, donde el carbunco se había dispersado efectivamente, resultaron inútiles debido a la durabilidad de las esporas y su resistencia a la mayor parte de desinfectantes químicos. No quedó otro remedio que ponerla en cuarentena durante los siguientes 48 años.
Fuente: http://pepascientificas.blogspot.com.es/
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